Reflexiones de una pirada que ama lo que hace.

Hola, genteciña.

Ya sé que ando, lo que se dice desaparecidísima de deviantart. Tiendo a acumular mensajes y a deshacerme de ellos (comentando y así) cuando me siento un poco libre. Estoy a muchas cosas en estos momentos, me vais a tener que perdonar (si queréis ).
Además, no os voy a mentir. Gasto más tiempo en la comunidad de Subcultura, donde actualmente alojo mis webcómics y leo otros muchos que son una maravilla. Recomiendo ese lugar para las personas que adore este mundillo.

Bueno, la finalidad de este journal es reflexionar un poquito sobre lo que hago. No sé, me apetece escribirlo, y si tal, compartirlo con las personas que quieran leer mis idas de olla (bienvenidas sean).

El tema que querría tratar es la evolución del dibujo y personajes.
Cuando empecé a crear personajes, lo hice basándome en un mundo que ya existía. En mi caso, ese mundo era Sonic. Fandom por todas partes. De ahí a que mis personajes sean animales que hablan (vamos, lo que se conoce por estos lares como furry/anthro).
En algún punto de mi tierna adolescencia conocí a Dama-Barroca, y sobra decir, sobre todo a la gente que me conoce de hace años, que congeniamos tremendamente bien. No parábamos de escribir e ingeniar historias con nuestros fancharacters. Poco a poco, las historias se hacían más personales, y con eso, al final se desataron de nuestro querido erizo azul y construímos un mundo propio, cuanto menos variado y caótico. Era genial.

Pero nada es eterno, así que llegó un punto en el que ya no congeniábamos tan bien como antes (en el tema de creaciones. Jamás nos peleamos ni nada de eso, aclaro). Acordamos no seguir creando juntas y cada una tomó su camino.

Por mi parte, al principio todo era igual que antes. Más de 30 personajes de un mismo mundo actuando caóticamente. Pero a medida que pasó el tiempo, y de todo esto me di cuenta ayer (de estos momentos inspiradores y reflexivos que uno tiene), las cosas fueron cambiando. Todo empezó cuando le di comienzo a mi actual webcómic, Infinitas Paranoias.
El cómic trata de la vida cotidiana de personajes no tan cotidianos. Todos los personajes que aparecen (y aparecerán) me cuadran perfectamente en el mundo mágico-científico en el que se desarrolla la "historia". Además, lo importante del cómic no es el mundo. La importancia reside en cada personaje y en sus relaciones e historias.

APESTO para escribir guiones largos y con un contexto profundo y un mundo interesante. Apesto, pero de verdad. Puedo crear personajes con algunos rasgos que irían muy bien en historias así, pero soy incapaz de desarrollar más eso. ¿Por qué? ¿Falta de lenguaje? ¿Conocimientos? Quizá sea de todo un poco. La cuestión es que doy pena.
Y tengo personajes que son así. Ideales para historias así, pero que se han quedado estancados en un mundo (en este caso, el de IP), pero que a la vez, no pintan nada.

Un ejemplo, el más reciente y del cual empecé a reflexionar sobre esto, es Saffron.
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Esta personaje, ahí donde la veis, tiene una historia grande a sus espaldas. Y quizá frente a ella. Pero yo no le puedo sacar provecho. Menos en un cómic donde prima el humor.
Por eso he estado mucho tiempo pensando sobre ella y sobre el destino de otros personajes que tengo en la misma situación. Es hora de que evolucionen y crezcan por sí solos en otro lugar, quizá en otro universo. Con otra apariencia. Como personajes estancados solo acabarían pudriéndose y muriéndose. Y, madre mía, los quiero demasiado como para que eso pasase.

Por eso habrá cambios. Muchos cambios en mi mundo interior. Le tenía miedo, pero me gustó la sensación de probar con el primero.
Y vosotros, ¿qué opináis? ¿De acuerdo? ¿En desacuerdo? Me gustaría leer vuestras opiniones respecto a esto.

Y gracias por leer el tochón y llegar hasta aquí.